jueves, 13 de agosto de 2009

Dulces anécdotas

A pesar de que el magisterio es una ardua profesión donde se lucha contra viento y marea, lleva consigo mucha ALEGRÍA y MOMENTOS DE REFLEXIÓN. Un niño es una obra de barro que se va moldeando con el amor, la paciencia, el empeño, la fe, entre muchas otras cosas. Ellos son los seres más agradecidos y es increible como uno logra tocar sus vidas. Quiero compartir con ustedes algunas anécdotas que he tenido esta primera semana de clases con mis bellos ex estudiantes del año pasado.

Una de las niñas sale del salón de primero a la hora de almuerzo con su bulto y me pregunta si ya es hora de irse pues estaba en el kinder de la mañana. Luego me confieza que no quiere estar en primero. A lo cual le contesto que debe estar muy contenta por que ahora va a aprender más. Me dice que ya no quiere aprender, me da un abrazo y dice que quiere estar conmigo. Seguimos hablando hasta que se tranquilizó.

Otra estudiante, me vió y corriendo hacia mí, me da un abrazo y me dice que me extrañó desde hace años. Lo gracioso es que apenas salió del kinder hace dos meses y medio.

Cuando estaba haciendo la fila de los niños que entran al kinder este año vi unos cuanto de mis ex estudiantes listos para entrar a mi salón en vez de entrar a primero.

No siempre fui maestra de kinder. En mi segundo año de experiencia di un tercer grado. Excelente año! Aunque me toco otra escuela luego de ese año, mis estudiantes seguían llamandome tres años más tarde.

Gracias a todos los niños que han pasado por mis manos por ese amor tan grande que me han brindado.

Glitter Photos


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