lunes, 16 de abril de 2012

Dulces anécdotas

La semana pasado, una madre de mi salón entra con su niña y me comenta:  Maestra, tengo un problema. Mi niña no quiere cumplir años porque luego no va estar con maestra Hodge. En esos momentos, mi corazón se derritió.  A veces, con el que hacer diario, se nos olvida cuanto  marcamos la vida de nuestros estudiantes y cómo ellos marcan la nuestra.  Estos detalles son la recompensa de tan arduo trabajo.  Que mayor recompensa que el amor, la admiración y el agradecimiento de nuestros niños.

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